17 enero 2016

¿Preparados para el concurso de relatos?

Chicos, se acerca el concurso de relatos y nuestro socio Ismael Gonjal nos ha cedido una historia para que vayáis haciendo boca. Recordad que podéis consultar las bases en http://www.concursorelatosftc.es/

¡Tienes hasta el día 12-03-2016 para mandarnos tu relato!
 Y no os olvidéis de seguirnos

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La historia está escrita desde un futuro distópico en 2046, os dejamos aquí el relato para que lo disfrutéis.

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2046 - Cuando Microsoft hundió España.

En el año 2016 unos alumnos de la Complutense presentaron unas propuestas de ley y hablaron con un grupo de activistas políticos para llevarlas al Congreso. Estas leyes, que pretendían regular el almacenamiento de datos y una serie de derechos en internet, fueron objeto de intensos debates hasta que un nuevo documento con algunas modificaciones se presentó al congreso en junio de 2017, siendo aprobado y ratificado antes de 2018. En el momento en que entró en vigor, los usuarios respiraron aliviados por el freno de la recopilación de datos y la recuperación de la propiedad intelectual que subían a sus redes sociales. Entre las medidas aprobadas se encontraban regulaciones de distinta índole, como restricciones sobre la toma de datos privados, la publicidad engañosa y sobre el oscurantismo en el código informático. 

Cuando la ley fue efectiva se ofreció un plazo de un mes a las empresas mercantilmente activas del ámbito estatal para alojar en un portal público aquellas de sus aplicaciones cuyo desarrollo se hubiese abandonado. Sin embargo, una coalición de dinosaurios de la informática encabezado por Microsoft decidió que la ley no debía aplicarse a ellos, así que interpusieron demandas al estado como se establecía en el también aprobado TTIP, el tratado para el comercio y la inversión transatlántica.

Este tratado regulaba que las empresas podían denunciar a naciones si estas actuaban en contra de sus intereses comerciales, lo que sería arbitrado por un tribunal privado. El gobierno español, quizá por primera vez en su historia reciente, decidió no ceder al chantaje extranjero de un tratado que ellos mismos habían apoyado y que ahora les perjudicaba, así que entraron en litigios. El gran problema fue que no jugaban con sus propias normas, sino con las que habían impuesto las empresas.

Los juicios se prolongaron a lo largo  tres años, en los que España obligó a Microsoft a revelar su código si quería seguir participando en el sector económico nacional. Sin embargo,  a cada paso que se daba, la compañía emitía nuevas denuncias y quejas al tribunal arbitral. Cuando Microsoft se vio obligado a subir su código fuente, aparte de grandes agujeros de código borrados, se descubrió que llevaban años plagiando a otros sistemas operativos y utilizando código fuente protegido con licencias libres. La comunidad internacional se hizo eco de la noticia y las acciones de Microsoft perdieron el 80% de su valor.

La comisión de gestión de la ‘crisis Microsoft’, como la tituló la prensa, se henchía de orgullo por su fantástica gestión cuando el tribunal emitió el fallo a favor del conglomerado de empresas en favor del código propietario. España había causado prácticamente la bancarrota de varias empresas y se vería obligada a devolver el total del dinero estipulado por un peritaje de titularidad privada. El problema era que para cuando el peritaje se hizo efectivo, la deuda del país superaba varias veces el PIB de la nación, por lo que las alternativas eran escasas.

Algunos propusieron una devolución ponderada del dinero y los intereses a lo largo de los próximos 100 años, lo que la empresa rechazó de pleno, pues consideraba que el perjuicio había sido más rápido que la subsanación del mismo y lo cual apoyó un jurado que a todas luces estaba bajo sueldo de la asociación de empresas. La única opción que se halló en el momento fue la cesión temporal de la gestión pública del país a las grandes empresas perjudicadas, produciéndose de este modo el primer gobierno a cargo de una empresa. 

Los siguientes años en los que la soberanía nacional fue privada, la coalición de firmas comerciales trató de recuperar la máxima cantidad de capital y de este modo se produjeron recortes, embargos, subidas de impuestos, expropiaciones y privatizaciones, que dejaron el país en una situación de inestabilidad económica y política. España fue expulsada de la Unión Europea por su pérdida de soberanía, y la renta per cápita sufrió un descenso pasmoso. Hubo un éxodo masivo de ciudadanos que buscaban los medios de subsistir en un país con unos impuestos asequibles, causando un decremento de la población de un 85% y creando la España que existe hoy, una nación fantasma.


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